Detalles
Se proyectan unas importantes láminas de agua que caen girando como un abanico para acompañar la pendiente. La fuerza que estas láminas tienen en el conjunto del paisajismo reside en su capacidad para ofrecer un espectáculo cambiante tanto durante el día, con sus juegos de luces y sombras, como a lo largo del año acompañando a las estaciones. En ellas se reflejará no sólo la rotundidad del edificio, si no también lo harán las nubes en su inmensidad de formas y volúmenes, las lunas y también la vegetación. Servirán también como "instrumento musical" en el que el rumor o ruido del dejarse caer una en otra, alterne con el regalado por la lluvia cuando decida aparecer. También, y no menos importante, servirán para recoger y canalizar las aguas de lluvia de las cubiertas planas del edificio que serán conducidas, guiadas y evacuadas cuando sean excesivas solucionando así, parte de los problemas de escorrentía de la parcela de viñedo.